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domingo, 24 de octubre de 2010

TRANSNISTRIA, Un país desconocido




Transnistria es, sin duda, el lugar más curioso de Europa que he conocido. Un país inventado que se ha convertido en el mayor museo al aire libre. Su visita puede parecer un viaje en el tiempo hacia la Unión Soviética. ¿Cómo algo así permanece tan desconocido en Europa?

Fuimos a la estación central de buses de Chisinau y compramos dos tickets de ida a Tiraspol, la capital de Transnistria (65 Leus moldavos, unos 3€). Adquiriríamos la vuelta en el destino.
En el interior del estrecho autobús había un taco de papeles: se trataba de los formularios de visado que había que rellenar para entrar en el imaginario país. Aunque Transnsitria pertenezca en la teoría a Moldavia, los ciudadanos de Moldavia también tienen que presentar este documento.
Habíamos separado 70 Leus, lo equivalente a 3’5€ porque Sanda, mi amiga moldava, nos dijo que aunque no había que pagar nada en la frontera, en caso de que nos exigieran un pago, no debíamos soltar más de 3€.
Estábamos aterrados: habíamos escuchado muchas historias de viajeros a los que les habían exigido 50€ y corre el rumor de que un japonés llegó a pagar 200€ (estas leyendas se ceban siempre con japoneses).
Al lado de nuestros asientos, viajaban dos pasajeros suecos: Conny era un cantante de ópera y Mikael era guitarrista de un grupo heavy. Ambos habían sido, como nosotros, más atraídos por los lugares raros que por los destinos turísticos “bonitos”.


El autobús arrancó, comenzamos a atravesar la ciudad de Chisinau pero no llegamos a salir de ella porque el vehículo se estropeó. Salimos de él y esperamos en la calle a no se qué, porque nadie nos explicaba nada. Otro autobús vino a recogernos al cabo de un rato y continuamos nuestro viaje a uno de los últimos reductos soviéticos de la tierra. Ya no había vuelta atrás y el hecho de que no pudiera ver nada por las ventanas del vehículo añadía un toque de intriga al viaje.
Llegamos a la temida barrera que separa Moldavia con Transnistria.
Atravesar fronteras por tierra me ha resultado siempre bastante curioso. Normalmente hay un puesto de control cubierto por policías del país que se deja atrás, seguido por una tierra de nadie (en donde me he encontrado Duty Frees y Casinos) que termina en otra línea flanqueada por los policías de la nación en la que pretendes entrar; y éstos casi siempre tienen más cara de perro.
A pesar de no salir en los mapas convencionales, esta frontera era igual que otras en cuanto a los elementos mencionados excepto porque en el lado transnistrio había carros de combate camuflados y vehículos blindados apuntando a la zona de Moldavia.
Un soldado subió al vehículo y recogió los pasaportes con sus formularios de visado de todos los pasajeros. No pude evitar mirar la hoz y el martillo de su gorra.
Al cabo unos cinco minutos volvió a entrar a nuestro autobús para devolver los pasaportes a cada uno. Todo marchaba con normalidad hasta que señalando con el dedo dijo: “Tú, tú, tú y tú, ¡abajo conmigo!”
Efectivamente, los pringados que teníamos que realizar un proceso más largo para obtener el visado éramos Conny, Mikael, Jarris y yo.
Le seguimos hasta el puesto de control, mientras yo sufría la misma sensación que cuando me presenté al examen que determinaba el posible fin de mi carrera universitaria.
Nos miramos todos durante unos eternos segundos hasta que posé mi pasaporte en el mostrador. A partir de ese momento estaba en manos de las autoridades transnistrias pues aquí los extranjeros no tienen ninguna protección diplomática. Al ser un estado no reconocido internacionalmente, ningún país tiene delegaciones diplomáticas en el territorio.
La mujer llevaba un uniforme de policía poco práctico. Zapatos de tacón, falda ceñida de tubo y, cómo no, una gorra que muestra una hoz y un martillo.
Estuvo un rato hablando en ruso con su compañero de mostrador. Sólo entendía la palabra “spansky”. ¿Estarán deliberando cuánto dinero sacarme?, ¿Tienen tarifas según los países? Había leído tantas experiencias personales en la frontera moldavo-transnistria, que me imaginaba lo peor.
Los minutos pasaban lentos, mientras nuestro autobús seguía anclado en la frontera a medio camino. Pensé en los pasajeros moldavos que seguramente se llevarían las manos a la cabeza cada vez que tenían que viajar con un extranjero, lo que hacía que el viaje siempre se alargara.

Bajó el conductor a dar prisas a estos funcionarios. Se entendía lo que decía porque hacía muchos gestos muy obvios: señalaba a su reloj de pulsera, señalaba a su autocar…
Ella asintió con el rictus más serio que pudo. El conductor se fue y la mujer seguía sin devolverme el pasaporte; pero para entonces ya tenía en su poder los cuatro valiosos pasaportes europeos.
El conductor volvió a bajar del vehículo y me alegré de que no nos hubiera abandonado –podría perfectamente haberlo hecho-; esta vez se encontraba bastante exasperado.
En su presencia, nos entregó los documentos en regla y no nos pidió ningún soborno. Desconozco si actualmente las autoridades transnistrias habían dejado de aplicar su abuso de poder o si nuestro conductor con prisas actuó como un catalizador en nuestro favor. Lo único que sé, es que todo funcionó correctamente.
Ahora podíamos respirar tranquilos, más o menos. Guardé mi pasaporte como oro en paño porque si lo perdía, podía terminar atrapada como Tom Hanks en la película de La Terminal.


Por si acaso, había escondido también mis cámaras (llevaba una compacta y una réflex) no sólo para que no piensen que de mí se podía sacar una buena tajada en forma de sobornos, sino porque aquí no está bien visto sacar fotos. Todas las que salen en este artículo las he hecho deprisa para no llamar la atención. Mejor no enfadar a esta gente…


Habíamos entrado en la autoproclamada República Socialista Soviética de Transnistria pero aún quedaba un rato para llegar a la capital, Tiraspol. Un “país” de un tamaño y población parecidos a Cabo Verde, pero desconocido por la mayoría de la población mundial.
Lo primero que nos encontramos fue el río Dniéster, que hace de frontera natural entre la República Moldava con la Transnistria. Ésta se encuentra en la parte oriental y fue el escenario de una sangrienta guerra civil en la década de 1990 cuando declaró su independencia de Moldavia, derrotando a las fuerzas moldavas en la guerra de Transnistria; gracias al apoyo de contingentes de voluntarios rusos, ucranianos y cosacos, y por el 14º regimiento del Ejército Soviético.


En la ciudad me encontré éste escudo que claramente simboliza a Moldavia con un racimo de uvas y Transnistria caracterizado por su industria, separados por el río Dniéster.


Pero el escudo del “país” es éste, como si su economía se basara en la inocente tarea del cultivo los cereales y vid, cuando la realidad dice que la mayor parte de su economía se mueve entre la venta ilegal de armas (de la vieja maquinaria militar soviética), la trata de blancas, la extorsión a personas que tratan de abrir negocios en el territorio y el blanqueo de dinero.



El salario promedio se acerca a 100 dólares al mes y desbancaría a Moldavia como el país más pobre de Europa. Además se cree que la región está dominada por una persona, el sheriff, Viktor Gushan, aunque puede que el propio presidente desde 1990 Igor Smirnov esté también detrás de todo esto.
El Sheriff tiene una mano en casi todo, desde el hotel de lujo de varios millones de dólares hasta el estadio de fútbol en las afueras de Tiraspol (hasta hace muy poco, el único estadio de fútbol con la categoría de "cinco estrellas" en Moldavia). Aquí hay una minoría con mucho dinero.
Dicen que, con el fin de iniciar un negocio en Transnistria, tienes que hablar con el sheriff. Pero obviamente, no lo he podido comprobar.

El autobús nos dejó en la estación y fuimos a comprar el tícket de vuelta, pues sólo teníamos visado para un día y no queríamos tener problemas. Los carteles estaban en cirílico puesto que los idiomas oficiales son: el rumano en alfabeto cirílico –en Moldavia se escribe con el alfabeto latino-, el ruso y el ucraniano. Las etnias moldava, rusa y ucraniana se dividen casi a partes iguales. Compramos el último bus del día para estar el mayor tiempo posible, aún sabiendo que si lo perdíamos, nos metíamos en un buen lío.


Partimos rumbo al centro de Tiraspol. Llamaba la atención lo descuidados que estaban los parques y las calles. Los toboganes estaban oxidados, los columpios rotos; los parques infantiles parecían hechos para matar niños.
Puede que el tiempo se hubiera parado en la URSS, pero las plantas habían seguido creciendo ajenas a todo.


En contraste con esa jungla urbana, nos encontramos la calle Ulitsa Oktober, en donde están la mayoría de los atractivos “turísticos”. Una avenida demasiado ancha para el escaso número de vehículos que por ella circulan. Me recordó a algunas fotos que había visto de Corea del Norte.


Lo primero que hicimos fue cambiar dinero en el banco, ya que aquí sólo se acepta el rublo de Transnistria (1 EUR = 11,61 rublos de Transnistria). Al carecer del código ISO 4217, esta moneda no tiene ningún valor fuera de sus fronteras. Me podrían haber dado billetes del Monopoly y sería lo mismo.


Al principio como moneda legal se utilizaban los billetes de la Unión Soviética y la Federación Rusa de los años 1961 - 1992 con un sello especial en forma de un retrato de Aleksandr Suvórov. Sólo a partir de 1994 se introdujeron los rublos de Transnistria y no fue hasta finales de 2005 cuando se inauguró la Casa de la Moneda en Tiraspol. Antes, el dinero se acuñaba en el extranjero.


Fuimos a la plaza principal, la plaza Constitutii, en donde habíamos quedado con los suecos que habían ido en busca de un hostal. Por el camino dos personas me preguntaron la hora, y una de ellas, además, quería que le diera dinero. Pero lo más sorprendente fue toparme con una minúscula embajada de Abjasia, otro país no reconocido.



Las georgianas repúblicas de facto Ossetia y Abjasia, junto con Nagorno Karabaj (Azerbaiyán), son los únicos territorios que reconocen Transnistria como una nación independiente de Moldavia. Un país que sólo está contemplado por países no reconocidos, no existe. No sólo la comunidad internacional la rechaza sino que los miembros del Soviet Supremo que dirigen Transnistria, tienen prohibida su entrada en la Unión Europea, incluido el presidente, Igor Smirnov. Pero ellos se lo montan para funcionar como un Estado independiente, con sus propias leyes, moneda e instituciones.
Y sus propias matrículas de coche.


En el extremo occidental de Ulitsa Oktober se encuentra un tanque soviético blindado en el que se puede leer en ruso “Por la patria”.


Detrás se encuentra el Cementerio de los Héroes con su tumba del Soldado Desconocido en memoria de quienes murieron el 2 de marzo de 1992 durante el primer brote de los combates. También hay un monumento a la guerra afgana.


Junto a este monumento visitamos El Museo Nacional de Tiraspol (oktober Ulitsa 42, 0'2€) que contenía una exposición centrada en el científico Nikolai Dimitriovich Zelinskogo, quien fundó la primera escuela soviética de Química. En realidad parecía ser la casa en donde vivió y realizó sus experimentos y exponen sus máscaras de gas que fueron utilizadas por los ejércitos rusos y aliados durante la Primera Guerra Mundial.


En lo que se asemejaba a una sala de estar había un piano con unas partituras. Conny, debido a su deformación profesional, se puso a cantar con su potente voz de barítono. La babushka que se encargaba del museo se echó a reír. En todo el rato que llevábamos en Tiraspol, no había visto a nadie sonreír.


Enfrente se encuentra el Palacio Presidencial, desde donde Igor Smirnov gobierna su mimi-imperio; con una estatua de Lenin delante. Está prohibido sacar fotos de edificios oficiales…


Fuimos en busca de comida, algo no muy sencillo en un lugar con muy pocos comercios. Finalmente encontramos un pequeño establecimiento que albergaba sólo dos mesas. Tenía una nevera-mostrador con ensaladillas de dudosa comestibilidad. Señalé a la ensalada y a unos bollos empanados que podían contener cualquier cosa en su interior: es lo que yo llamo "bollos sorpresa del Este". Para beber compré una cerveza que no indicaba su procedencia.
Pagué con billetes y la empleada me devolvió, junto con un vaso de soda de sifón, unas monedas con la hoz y el martillo.



Un paseo por Tiraspol:

-La Casa de los Soviets, con el busto de un Lenin enfadado. Probablemente, el edifico que mejor se mantiene.



-La estatua de Suvorov en la plaza Constitutii. Símbolo de la victoria contra los otomanos.



- El Palacio de la República, un poco hacia adentro al sur de la calle principal entre Ulitsa Kotovskogo y Ulitsa Kommunisticheskaya.



-El Teatro Drama, junto a la Universidad, fundado en 1930.


Nos habíamos acostumbrado a cruzarnos con militares solitarios, a que la gente nos observara con curiosidad, a ver carteles que bien podrían estar en un museo sobre el comunismo. Pero de pronto Tiraspol nos volvió a impresionar.
Íbamos a cruzar la calle a la altura del teatro, pero de pronto los cuatro policías situados en aquel cruce, interrumpieron sus actividades para realizar al unísono el saludo militar. Cortaron el tráfico para que un cochazo con la matrícula 0001, banderines de Transnistria y lunas tintadas se hiciera paso delante de nosotros, seguido de otro auto oficial, éste con banderitas rusas en su capó. Ambos iban protegidos por soldados motorizados.
No hace falta pensar mucho para saber quién es el número uno de Transnistria.




El ministerio de Asuntos Exteriores español recomiendo no ir a Transnistria. Esto es lo que indica en la página oficial:

Zonas de riesgo (deben ser evitadas)
Debe ser evitada la zona situada al este del río Dniester, conocida como región de Transnistria, por tratarse de una zona fuera del control de las autoridades de la República de Moldavia desde su secesión “de facto” producida en 1990.

Zonas de riesgo medio
Zonas sin problemas
El resto del país.

36 comentarios:

Javier Adán dijo...

Menudo alucine de sitio.

Paco Piniella dijo...

No tenía noticias de este sitio. Pon un mapita para situarme. Imagino que el viaje lo existe en verano con todo lo demás. Vaya viajón.

Ines_tables dijo...

Javier, es verdad que parece mentira que haya lugares así tan cerca.

Paco, ya he puesto el mapa. Como ves, Transnsitria comprende la franja de tierra que hay entre el río Dniéster y la frontera con Ucrania. Gracias por la sugerencia!

Ostep Kapitula dijo...

podemos reirnos del mundo eslavo por que lo desconocemos y de el solo "conocemos" el cliché.
justo sería que hagas un artículo para la república que existe entre canada y estados unidos.

Fran Soler dijo...

Es increíble la de lugares desconocidos que hay en el mundo. Te juro que estos nombres no los había oído en mi vida.... Es una suerte poder ver estos lugares que no todo el mundo conoce.
Un abrazo Inés.

Aluchense dijo...

Increíble entrada.

Gracias por compartir esta crónica de tu visita a Transnistria.

He aliviado mi hambre de curiosidad para el dia de hoy.

Anónimo dijo...

Yep!. Menudo descubrimiento. Yo he estado en Volgogrado (antigua Stalingrado) y también aún se respira ese ambientillo guerra fría con la estética de Transnistria. Bonitas fotos.

Danman dijo...

Ufff, este post me ha desconcertado muchísimo.

He de admitir que al comienzo me parecía que se iba a tratar de un simpático país pseudo-parque temático de la URSS (sí, soy así de inocente) y me ha dado un miedo impresionante conforme ha ido avanzando.

Me ha gustado mucho, la verdad

Ines_tables dijo...

Ostep Kapitula: HOYGAN, creo que te estás metiendo conmigo. O puede que no. No lo sé porque no termino de comprender tu comentario.

Fran: por desgracia, hay muchos lugares que no todo el mundo conoce. Incluídos países reconocidos.
Un abrazo a tí tambien!

Serio Alche: Me alegro mucho de que te haya gustado. Nunca te acostarás sin saber una cosa más :)

Anónimo: ¡Has estado en Volgogrado! Tiene que impresionar su estatua a la madre patria. Llegó a ser la estatua más grande del mundo. Ver aquí http://img529.imageshack.us/i/90217930.jpg/

Danman: Jajaja, bueno que no te dé miedo. No nos pasó nada malo, quizás lo único que el conductor del bus de vuelta no quiso aceptar nuestros billetes y nos hizo volver a pagar, por 3€ no quisimos discutir. Después una pasajera sacó un libro de vocabulario de varios idiomas y la gente intentó decir palabras en español. Una abuela me felicitó como pudo sobre la victoria española en el mundial de fútbol. Vamos, que la gente es maja.

Anónimo dijo...

Ines_tables soy anónimo.

La estatua es.... acojonante y la ceremónia cada 2 o 4 horas del cambio de la guardia y homenaje a los caídos te deja sin aliento.

Koke dijo...

Hola, genial entrada, no solo turística sino informativa.

http://miviajeaaustralia.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Ya conocía el territorio de antes. Se puede encontrar más información en un blog llamado «Fronteras»:

http://fronterasblog.wordpress.com/2008/01/09/lugares-que-no-existen-transnistria/

Hay varias entradas que lo mencionan, y muchas referencias a otros lugares curiosos por si quieres aventurarte a ir a otro de esos sitios que parecen fuera del mundo.
Muy entretenido, gracias por la entrada.

Blai dijo...

Inés! Qué gans tenía de leer las experiencias de alguien en este pedacito de tierra que parece no formar parte de nadie... hehe

Como me ha gustado la estética comunista, la verdad... Es que me encanta la historia y sobretodo la história contemporánea más reciente, a partir de la revolución rusa y todo lo que vino después...

Sin duda, un lugar al que hay que ir sí o sí. Por cierto, al salir tuvisteis algún problema? Supongo que en general, se puede visitar sin mucho riesgo ¿no?

Muchísimas gracias por compartir estos lugares tan especiales con nosotros!

xixerone dijo...

Es uno de los sitios en mi lista! apenas tenga una oportunidad me escapo a Moldavia (y compañía).

Muy chulo el post

kaskero dijo...

Transnistria??? Pero y esto de dónde ha salido??? jeje
Interesante lo de tener que pasar un control fronterizo sin salir de un mismo país.
Un post de lo más curioso

javier estévez dijo...

espectacular, no tengo palabras, la verdad...no se me ocurriría esto ni para guión de una película...muchas gracias!

Bleid dijo...

Estoy mas que sorprendido Ines.
No tenia ni idea de este lugar y mira que miro en los mapas jejejee
parece de otra epoca pero muy interesante
un abrazo

cincuentones dijo...

Curioso lugar Inés muy interesante.
Con tus relatos nos vas ilustrando.
Saludos.

Isaac dijo...

Ines, la verdad es que cada dia me sorprendes más... esto si que es un pais perdido "de la mano de Dios", jejejeje

Me ha encantado la anécdota de los billetes. Soy un amante coleccionista de monedas y billetes y !! TENGO QUE CONSEGUIR UNO DE ESOS COMO SEA !! jejejeje

Un abrazo muy grande, como siempre, de la familia chavetas

Anónimo dijo...

No tenía ni idea de que existía este país...
Ha sido alucinante leer tu entrada :)

Ines_tables dijo...

KOke: ¡De eso se trata! ¿Cuántos días has estado por Australia? Te escribiré para que me expliques cómo haces para insertar mapas. Yo es que sigo un poco 1.0 tecnológicamente hablando... ¡Un saludo!

Anónimo: Ya conocía ese blog y me encanta. Es de esas páginas cuyos nautores les cojo envidia por lo bien que escriben.

Blai: Ya sé que tienes ganas de ir a Transnistria desde hacía tiempo. Mira, de haber sabido que no era como lo pintan hubiera pasado más tiempo ahí para conocerlo a fondo. Cuando vayas intenta hacer noche en Tiraspol y visita otras localidades transnistrias como Bender (sí, se llama como el robot de Futurama). Estaré encantada de leerte. Es más, como casi no hay información sobre ciudades transnistrias aparte de Tiraspol, yo creo que incluso podrías ponerte de acuerdo con alguna publicaciíon y sacarte un dinerete. Muchos besos, Blai!

Xixerone: Me alegro mucho de que este artículo te aya animado a coger las maletas y ampliar tus conocimientos sobre nuestro planeta.

Kaskero: ya te digo, además no quedó ningún rastro en el pasaporte. No ponen sello. En mi opinión, no queda más remedio que darles la indiependencia, ¿no?

Atejer00: sería una gran película, sin duda :)

Bleid: Lo que pasa es que en los mapas no señalan esta frontera! Imagínate que alguien no lo sabe y su etanción era conducir recto hasta Ucrania. Se quedaría a bolos. Un abrazo.

Cincuentones: Eso es bueno, el saber no ocupa lugar :)

Isaac: Pues mira, venden lotes de monedas por Ebay bastante baratos, unos 6€. Pero claro, mola más recogerlos in situ. Un saludo, Chavetas!

Ines_tables dijo...

Chelo: me alegro de que te haya gustado mi entrada. Vuestros comentarios me animan a escribir más. Un saludo!

Anónimo dijo...

Ya me habian hablado de este lugar, espero en un futuro acercarme por alli...
El este de Europa es fascinante, aunque tambien a veces bastante duro.
Un saludo!

Anónimo dijo...

un apunto, el moldavo no es una lengua. Supongo que te refieres al rumano.

Ines_tables dijo...

Hombrerrante: El este de Europa es una zona interesantísima. Ciero es que muchos lugares no están preparados para el turismo. Pero se compensa con otras cosas.
Un saludo.

Anónimo: Tienes toda la razón del mundo. De hecho lo de que en Moldavia se habla rumano lo expliqué en el anterior post "CHISINAU, Moldavia". Lo pensé ayer pero se me olvidó cambiarlo, ahora voy.
Gracias por la puntualización.

Anónimo dijo...

Increíble, con tu permiso publico el enlace en mi perfil de facebook. Necesito que todos mis amigos relacionados con el mundo del turismo como profesión y/o aficción lean esto.

En tres palabras: ma-gis-tral!

Sele dijo...

Fantástico Inés. Es un sitio al que le tengo muchas muchas ganas.Es bizarrismo puro.
De hecho no nos vamos en noviembre a Moldavia/Ucrania por el canto de un duro. Al final vamos a Bulgaria y Macedonia.

Algunos amigos míos pagaron los 50€ de soborno y además tuvieron que pasarse por una comisaría. De hecho a uno de ellos le conoces personalmente.

Con soborno o sin soborno...HAY QUE VERLO!!

Y sí es cierto, tiene algo que me recuerda a cuando entré en Corea de Norte, aunque eso ya es multiplicado a la enésima potencia.

Intentaré hacerlo, más pronto que tarde, y te pediré consejo. Pero la información que das aquí es muy muy buena.

Gran post, Inés!

Un saludoo

Sele
EL RINCÓN DE SELE

Anónimo dijo...

Hola Inés
Desconocía este país y desconocía tu fascinante blog de viajes, que añado a los enlaces del mio.
Ya nos seguimos en la blogosfera.

saludos
Ramón

Adalberto dijo...

Hola

Llegué aqui desde "tublogenmiblog" una entrada que escribiste hace rato. Sin embargo me permitió conocer este lugar interesante.

Todo tu blog está genial! Me suscribo.

Un saludo

Ines_tables dijo...

Anónimo: Claro, ponlo en FB y en donde quieras! Esto es libre de difundir. Un saludo!

Sele: Me recordó a las fotos de Corea del Norte que vi EN TU BLOG! Ya sé que les sacaron pasta y que también intentaron soborbarles con botellas de alcohol. Es un relato muy divertido aunque da miedo. Nunca sabes lo que te puede pasar en la frontera. Yo tuve suerte.
Te digo lo mismo que a Blai, que si visitas Transnistria intentes estar en más sitios además que Tiraspol.

Trapatroles. Gracias, voy a echar un ojo al tuyo. Un saludo!

Adalberto: uy, eso fue hace muchísimo! Está muy bien esa iniciativa. Un abrazo.

Anónimo dijo...

este blog es impresionante y la última entrada también! me hago fan ahora mismo..enhorabuena y feliz día! lo recomendaré unos de estos días en mi blog

http://azulychocolate.wordpress.com/

Hernán dijo...

Muy buena crónica. He llegado de casualidad hasta aquí, pero la verdad me he quedado prendido al monitor, intentando encontrar una pista para entender si lo que leía era cierto, chiste o ficción. ¡Es asombroso!

José Carlos DS dijo...

Esta zona para nada la tenía en mi lista de pendientes, pero no se si es por las imágenes o por tus relatos me va llamando la atención.

Tienes razón en lo de citar que hay ciertos lugares que recuerdan a Corea del Norte, estaba pensando lo mismo hasta que he visto tu comentario xDD

Saludos.

Cristina dijo...

Vaya!! la verdad es que no había oído hablar nunca de esta zona!!

muy buen relato!


Cristina
www.desdebellaterra.com/trotamundos

Merche Gallart dijo...

Genial Inés, aqui te queria ver, en Transnistria. Me ha encantado el post, muy completo que nos da una visión general de la entrada a este curioso pais no reconocido. Lo del soborno en estos países y otros reconocidos es algo normal, es cuetión de suerte.Yo tengo muchas ganas de ir cuando vaya también a Ukrania. Creo que si vale la pena ver algo más que sólo la capital. Un abrazo.

AnaR dijo...

Hola Inés. Me ha encantado tu entrada. Si no lo has leído, te recomiendo "Educación Siberiana" de Nikolái Lilin, que se desarrolla en Bender. Tiene escenas bastante violentas, pero es que la vida en Transnistria nunca ha debido ser fácil.