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jueves, 7 de octubre de 2010

CHISINAU, Moldavia



El viaje de Odessa a Chisinau fue duro. En el autobús hacía mucho calor y tardamos un buen rato en cruzar la frontera de Moldavia.
De pronto la carretera era un auténtico desastre: baches, curvas y animales incordiaban en la calzada. Estaba claro que era mejor mirar hacia los lados, pues estábamos atravesando los campos de girasoles más grandes que he visto en mi vida; miles de flores amarillas idénticas se perdían hasta el horizonte a lo largo de kilómetros y kilómetros.
Los primeros en saludarnos al entrar en Chisinau fueron unos bloques de viviendas gigantescos y tristes, típicos de las ciudades soviéticas. En los años 50 la población comenzó a crecer y las autoridades respondieron con la construcción de estos conjuntos habitacionales estalinistas bajo el lema "bueno, barato y rápido de construir".
Llegamos a la estación de buses y fuimos directos a comprar el ticket para Iasi.

Los destinos internacionales se pueden adquirir en el edificio grande de la estación. Las casetas son sólo para viajar a ciudades moldavas. Pregunta siempre desde que estación saldrá vuestro autobús, pues aunque adquieras el boleto en una, puede que salga desde otra estación -Hay tres estaciones-.

Tomamos un autobús urbano (0,20€) para ir al hostal que habíamos reservado: el Chisinau Hostel (9€ la noche compartiendo habitación).


Se entra al edificio por la puerta de la derecha; la de la izquierda es la vivienda de una familia y muchos nos confundimos. Debían estar bastante hartos de que llamaran al timbre mochileros despistados, así que ahí lo dejo: puerta de la derecha, puerta de la de-re-cha

Avisé a una amiga moldava para que viniera a buscarnos. Sanda y yo nos conocimos en Alemania porque hicimos Voluntariado Europeo durante casi un año. La chica hablaba seis idiomas, entre ellos el español; lengua que decía no haberle costado mucho aprender porque se parecía a su idioma materno: el rumano.
Le hice una foto mientras hablábamos en las escaleras del hostal y mirad lo que salió de fondo.


Para ir a la calle principal, Stefan cel mare, cruzamos primero una carretera elevada (con agujeros en la acera, desde algunos de los cuales, se podía ver el suelo a bastantes metros de altura). A los lados había casas dispuestas de una manera un tanto desordenada.


Por el camino, Sanda nos iba contando cosas sobre Moldavia. Que no le importaría anexionarse con Rumanía, al fin y al cabo, comparten idioma e historia. Que las chicas acostumbran a ir con minifaldas y taconazos. Que no hay dinero para arreglar las carreteras que van a Chisinau y que por eso habíamos ido por un camino de cabras. Que qué raro se le hacía volver a verme, esta vez, en Moldavia.

La avenida Stefan cel Mare me pareció bonita, aunque las raíces de los árboles levantaban las aceras y había que tener cuidado de no caerse. Me gustaron los pasos de cebra con forma de teclado de piano.


En el centro de la ciudad vimos el Parlamento con su amplia plaza, según Sanda, para que la gente pueda manifestarse.
Enfrente se pueden ver el Arco de la Victoria (foto inicial con Ganesh) y la catedral ortodoxa Naşterea Domnului.
Chisinau no tiene casi parte vieja porque entre la Segunda Guerra Mundial y un fuerte terremoto, no quedó piedra sobre piedra.



Un poco más adelante estaba el lugar en donde mi amiga se fumaba las clases, el Parque Central. En su entrada hay un monumento a Stefan el Grande de Moldavia y junto a éste, un parterre de flores con una forma curiosa.


Chisinau es una de las ciudades europeas con más zonas verdes. Sus parques no es que sean muchos, sino que son bastante grandes.
En éste, había un pasillo dedicado a los escritores moldavos, representados cada uno con un busto.


El centro de la ciudad no es muy grande, con unas horas es suficiente para ver la mayoría de las cosas importantes. Como por ejemplo, el museo de Historia, con una estatua de la loba amamantando a Rómulo y Remo que volvería a ver en más ciudades de Rumanía.


Terminamos el tour en el colegio francés en donde estudió Sanda.
Hacia las diez de la noche nos despedimos porque se tenía que ir a trabajar. Sanda es una empleada de una empresa americana que se ha “deslocalizado”, es decir, contrataba gente de países menos favorecidos con el fin de aumentar la rentabilidad. Su puesto: telefonista en inglés. A causa de la diferencia horaria, tenía que trabajar durante la noche, pero aseguraba estar contenta porque le pagaban bien.
En Moldavia el sueldo medio es de 100€, lo que le hace el país más pobre de Europa y, en mi opinión, el más ignorado.
Me contó que echaba mucho, mucho, mucho de menos Alemania.



Jarris y yo paseamo por el parque de la catedral y descansamos los pies sentados en un banco con una cerveza Chisinau. Esta cerveza me gustó especialmente. Qué pena que no la vendan aquí.

Fuimos bastante cándidos pensando que habría algún lugar abierto para cenar. Aquí cerraban los establecimientos temprano, pero había una cadena de restaurantes que abría hasta más tarde: el Andy’s pizza (Calles Asachi 54 y Dacia 16). Aquí nos zampamos por 11€ dos pizzas grandes, una ensalada César, dos cervezas de medio litro y un botellín de agua.

La terraza estaba muy animada con gente joven; desde la cual podíamos ver el Teatro Nacional.
De pronto, un coche irrumpió en la plaza y se puso a hacer trompos.



Como aún hacía buen tiempo, fuimos a otra terraza a tomar otra Chisinau. Por su aspecto, el bar parecía un lugar caro. Tenía una amplísima terraza con piscina y una gran pantalla de leds que mostraba imágenes de Rusia de National Geografic. La cerveza de medio litro costó 1€.


Como al día siguiente nos esperaba una jornada dura, fuimos al hostal. Varios viajeros que conocimos en Odessa estaban en la cocina hablando sobre sus viajes.


Parece que Sanda va a cumplir su sueño: vivir en Berlín. Me alegro por ella pero no por la situación del país: la diáspora moldava es tal, que la población se está envejeciendo, mientras los jóvenes se van en busca de trabajo a Europa.


Próxima entrada: Transnistria, el último reducto soviético en la tierra.

15 comentarios:

Blai dijo...

Ines, que buen relato!
La verdad es que llevo tiempo con ganas de ir a Rumanía y acercarme a Moldavia y a la zona de Transnistria para verlo con mis propios ojos... A ver si puedo ir pronto jeje

Fuiste tu a esa zona?

Por cierto, me han gustado mucho los pasos de zebra de la avenida de Stefan cel Mare! Qué original!

Ines_tables dijo...

Hola Blai!
Claro que fui a Transnistria! Ese será el siguiente post. Probablemente es el lugar más raro en el que he estado.
También vi un paso de cebra curioso en Helsinki, lo puedes ver en mi blog también.
Un saludo!

Paco Sales dijo...

Gracias por acercarnos un nuevo viaje, con el cual nos decubres su lugares y costumbres, te quedan unas fotos preciosas de tus viajes, te espero para el próximo, un abrazo Ines

Bleid dijo...

Que grandes relatos nos traes
ademas de lugares desconocidos para la mayoria a pesar de estar relativamente cerca
me estan encantando esta serie de aventuras que nos cuentas de estos paises
un abrazo

cincuentones dijo...

Cuentas unos relatos muy amenos y mientras, nos enseñas un país desconocido y realmente, como dices, ignorado por Europa.

Saludos.

Manolo Guijarro Fotógrafo dijo...

Querida Inés, no sabes cómo me gusta viajar en tu compañía, sobre todo ahora que los peques nos han "anclado" en las cercanías...

Es un gustazo visitar todos los lugares que nos muestras a través de tus fotos y tus palabras.

un beso

José Carlos DS dijo...

Buenas Ines,

He dado con tu blog por medio de un comentario tuyo realizado en Diario de a Bordo, me ha impresionado en la cantidad de sitios que has estado, lo bien que narras los acontecimientos en cada uno de los relatos y en especial la difusión de tu espacio en los medios de comunicación, que envidia, pero sana eh?? XDD

Desde hoy tienes un seguidor más en tu blog, siento romperte el número redondo en el grupo de facebook ahora soy el 101 jeje

Y te colocaré en mi blog en la columna del blogroll para tenerte a mano y ver que nuevas historias nos vas contando, la verdad que tienes relatos de sitios que me encantaría ir como Turquía o Rep.Checa, así que tengo lectura para rato.

Saludos!!!!

El Guisante Verde Project dijo...

A veces olvidamos que Europa es mucho más de lo que parece. Un relato estupendo, que no deja de asombrarme.
Tu amiga, seis idiomas, y en muchos lugares es algo casi común. Tenemeos que espabilar, o de lo contrario...

Saludos, Inés!

Isaac y Paula dijo...

La verdad es que es la primera vez que leemos algo de Moldavia y te agradecemos muchismo la información.
Como llevamos un tiempo "perdidos" (jeje) hmos aprovechado también para ponernos al día y .. JOER!! QUE FRIO las fotos cogiendo los trenes en Ucrania! Ay ay ay..

Un abrazo muy fuerte desde la familia chavetas compañera

P A N C H O dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Paco Nadal dijo...

Hola Inés. ¡¡Menudo currículo viajero!!! muchos lo quisieran.
Me ha gustado tu relato de viajes por Ucrania y Moldavia. Me trae muchos recuerdos de otros países del post-telón de Acero: Rumanía, Bulgaria.... Por cierto, tu amiga tiene razón: el rumano tiene muchas semejanzas con el español, para eso es una lengua de raíces latinas.
Muy bueno por cierto lo de la figura viajera, ¿es Vishnu? ¿un homenaje a los enanitos del padre de Amelie? jajaja.
Felcidades por el blog y por tus viajes.
Un abrazo

Ines_tables dijo...

Paco Sales: esta vez he intentado contar la realidad d elos jóvenes moldavos a través de Sanda porque me parecía bastante representativo. Me alegro de que te haya gustado.

Bleid: pues sí, Moldavia es muy desconocida para la mayoría, como buena parte de Europa del este. Un saludo!

Cincuentones: Gracias! Para eso estoy, para escribir de los lugares que visito, y en este verano ha habido algunos que no son muy turísticos.

Maguisan: con esas palabras tan bonitas que me dices no voy a dejar de escribir ni mostraros fotos ;)

José Carlos: muchas gracias por el apoyo. No es que haya tenido mucha difusióin, es que a veces me gusta dar la lata; y es en verano cuando más difución se hace de los blogs de viajes porque las publiciaciones se centran más en los viajes de gente corriente como yo.
Me alegro de que te hayan gustado mis relatos, bienvenido!
Ah, el número 101 también me gusta :)

El guisante: por el este se encuentra gente muy ducha en idiomas. También es verdad que hay peña que no sabe ni inglés pero en general la juventad anda fuerte. Los españoles tenemos que ponernos las pilas en cuando a los idiomas, está claro.
Un saludo!

Isaac y Paula: qué frío y QUÉ CALOR! El tren era asfixiante en verano

Pancho: A nadie le gusta el SPAM!

Paco Nadal! Cómo puede decir alguien que ha estado hasta en Groenlandia, que yo tengo un buen CV viajero??
La figurita es Ganesh, dios de la escritura y los caminos: vamos, de un blog de viajes, jeje. Es mi pequeño homenaje a Amelie, claro.
Un saludo!

Hildergarn dijo...

Una pregunta que tengo sobre Moldavia en general: ¿Es demasiado caro?

MIGUEL NONAY dijo...

Ya conocía algunos aspectos porque, afortunadamente compartimos ciudad, por fin¡¡¡ jejeje.

Excelente Inés, descubrir estos lugares que, como dicen los Guisantes, a veces se nos olvida que Europa es mucho más que los países glamurosos que aparecen por todas partes.



Besos guapa¡¡¡



A Salto De Mata
Viajeros Sin Límite

Ines_tables dijo...

Hildergan, NO, para nada. El precio del transporte, comida, alojamiento, entradas a museos, etc; es el más barato que me he encontrado en Europa.

Miguel: Moldavia no es Viena, Praga o Estambul pero también merecen que alguien hable sobre ella :)