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jueves, 5 de febrero de 2009

PRIMER VIAJE EN UN TREN INDIO


Dejamos Bombay para ir a Ankleshwar, un pequeño pueblo del poco visitado Estado de Guajarat. Fuimos a la estación Victoria -que posteriormente sufriría los atentados- para comprar los billetes de tren, lo cual se convirtió en una odisea de casi dos horas. Para empezar, no estaba claro en qué mostrador había que comprarlo, pues por lo visto, lo estábamos haciendo en la cabina de información, aunque no lo indique en ningún lugar. El mozo que atendía nos mandó a otro mostrador ante el que se agolpaba mucha gente. No había una fila de personas como las que conocemos, sino que la gente se dedicaba a darse codazos y empujones por ser el primero al que le atendiesen.

Claro, nosotros no estamos acostumbrados a ese tipo de batallas campales y tardamos un buen rato, para que al final, nos dieran un simple formulario en hindi o en maharati, a saber. Entonces apareció otro ejemplo personificado de empleo absurdo: “el traductor de formularios para turistas”. Como nos pedía dinero a cambio, lo mandamos a freír espárragos y nos fuimos a un mostrador en el que nos ayudaron y nos enviaron a otro mostrador en otro edificio. Éste sería el último. El que atendía aquí no tenía ni papa de inglés y menos mal que había un chico comprando billetes que sí que sabía inglés y nos pudo ayudar un poco. Aún así me quedó la mosca en la oreja de no haber hecho las cosas bien. Esa sería la última vez que cogeríamos un billete en la misma estación; las siguientes ocasiones las compramos a través de Internet.

Madrugamos a las 04:15 para coger el tren. Mucha gente dormía en el suelo, con sus escasos bártulos al lado y nosotros, como siempre éramos los bichos raros. Nos subimos al tren y al principio estábamos casi solos, pero poco a poco fue llenándose de gente. Tanta expectación causábamos, que los que tenían móvil con cámara nos hacía fotos.
Puedo destacar un par de personajes que conocimos en aquel trayecto en tren:

-Un eunuco que mendigaba.

Sí, aún existen y me impresionó bastante. Es algo así como un travestido con sari.
-En frente de mí, un hombre tosía constántemente. Su tos era muy potente y desagradable como para ser un simple ataque de tos. Probablemente tenía tuberculosis y si alguien iba a ser contagiada esa iba a ser yo; sobre todo, cuando en una de esas, me tosió en toda la cara. Guillermo, como buen estudiante de Medicina, me intentó tranquilizar con que para contagiarse hay que estar bajo de defensas… Pero concluyó con un “A estas horas ya debemos estar todos contagiados”. Glup.

-Un vendedor de comida que gritaba algo parecido a “Arenaaa, pililaaaas, arenaaa, pililaaas…” y el omnipresente y querido vendedor de chai. Un hombrecillo diminuto con una tetera que va prodigando su producto al grito de “chai chai chai chai chai…”

Hay dos tipos de vendedores de chai, el famoso y vigorizante te indio.

1. Ratones: Los que parecen roedores: pequeños con voz ratonil que dicen “chai chai chai chai” como el mencionado anteriormente.

2. Sapos: Grandes y con voz grave, destacan por decir en un tono más bajo “Chaaaai…. Chaaaaai…” Muy parecido a un sapo en la orilla de una charca.

-Hans Topo. Un hombre de gafas de culo de vaso que se dedicó gran parte del viaje a enseñarme sus fotos del móvil y sus estampas de Jesús. En la India hay un nada desdeñable 1% de cristianos. Teniendo en cuenta, que son más de 1100 millones de habitantes, un 1% es un gran triunfo para una religión. Acabó cantándome Aleluya.

-Un chico muy guapo, de unos doce años. Sus ojos negros y abiertos miraban el mundo con curiosidad. Se le veía espabilado y viajaba con sus padres. Su madre tenía un parecido asombroso con el hijo, pero estaba prematuramente arrugada. Quise que el chaval llegara lejos en la vida.

El tren sería el medio de transporte que más utilizaríamos durante nuestro recorrido por la India y gracias a Ganesh que funciona. Con sus retrasos pero funciona. Es un legado de los ingleses. De hecho, dicen que la India propiamente dicha no existiría, sino que fue una creación de los británicos al unir todos los estados por medio de raíles. Si no, estaríamos hablando de un montón de regiones como Rajastán o Bihar, pero no de una gran India unida, inicialmente por el medio de transporte.

Hay varias clases para viajar en tren y como hacíamos recorridos bastante largos, solíamos utilizar la Sleeper class y la AC class (con aire acondicionado), a la que acabaríamos llamando la Ice class por lo fuerte que ponen el aire acondicionado.

En definitiva, que con un poco de paciencia es fácil moverse por la India y bastante barato. Además se conoce gente durante los trayectos. Eso sí, nunca salen a la hora prevista.

Más info sobre trenes indios:
-http://erail.in/
-www. indiga.org
-http://www.seat61.com/India.htm
-http://www.irctc.co.in/
-http://www.indianrail.gov.in/

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esto de los trenes si me tiene preocupado. Por mas que miro en las paginas que pones (y alguna mas) no me aclaro de nada. Yo quiero coger mi primer tren por Internet de Dehli a algún sitio y lo demas improvisar y cogerlos alli.. pero por lo que dices que es complicado... no se... quizas sea complicado en Delhi y Bombay por se mas grandes...